sábado, 13 de febrero de 2010

La piedra del mochuelo

Mochuelo común (Athene noctua)


Así es la piedra del mochuelo. Desde donde divisa todo su territorio de caza. Desde donde además, toma los primeros rayos de sol de la mañana alimentando su curiosidad y observando a los transeúntes que pasan esporádicamente bajo su pedestal pétreo.

Me gusta la escena críptica de la rapaz con el fondo; su coloración parda, le hace pasar inadvertido en su entorno. Cuando miro la piedra, sé que él está allí, posado. Parece una figura con su peana. Un ornamento en plena naturaleza para disfrutarlo sosegadamente.

15 comentarios:

  1. Dicen que los mochuelos dan buena suerte... pero te los tienen que regalar.Ante la imposibilidad de llevarnos este, gracias por compartirlo.Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Es mi ave preferida, me encanta , su mimetismo lo hace casi invisible excepto para ojos tan bien acostumbrados como los tuyos.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Muy acertado Javier.

    Una de mis rapaces favoritas, tiene una elegancia increible, a la vez que hacen una gran labor en la naturaleza.

    Abrazos.
    A Salto De Mata

    ResponderEliminar
  4. Bonito ejemplar. Decir que su nombre proviene de la diosa Atenea (Athene noctua), el cual le viene como anillo al dedo.
    Saludos de un seguidor.
    (calceolusycentaureas.blogspot.com)

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  6. Con las fotos que pillas Esteban, no necesitas suerte. Te la deseo con la lotería.
    Saludos.



    Gracias Mabel. Creo que es el más graciosillo de todas las nocturnas.
    Saludos.



    Desde luego Miguel que, con la atención con la que observa, debe de tener una sabiduría extensísima.
    Saludos.



    Si Javier, todas estas criaturas debieran de estar en el Olimpo; fuera de las garras de la humanidad destructora.
    Saludos.



    El último comentario, como diría Chiquito: era una auténtica guarrarida zezual.
    ¡Vaya repertorio!
    Por favor, no mandar “eso” en horario infantil.

    ResponderEliminar
  7. Es un ave a la que le tengo un especial cariño, pues me trae recuerdos de la niñez cuando, al atardecer, su canto me hacía adentrarme en su territorio a la búsqueda del autor de aquellos sonidos hipnóticos y mágicos. Bonita foto. Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Tienes razón Lluís. Hay un canto muy peculiar del mochuelo, que es muy aflautado y similar al del alcaraván. Aparte del maullido mochuelero, éste que no puedo imitar, es fascinante.
    Te comprendo perfectamente.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Estos duendecillos si que son fieles a sus posaderos!! Da gusto observarlos. Por no decir de sus flexiones de patas incesantes!!!
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  10. Pienso Juan, que junto a los autillos, son los que más juego dan en cuestión de simpatía; son muy dinámicos al percibir distancias, etc. Aunque por otra parte, lo que hacen, no es precisamente para alegrarnos la velada, pero si es de agradecer.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  11. Es realmente poesía tu breve entrada, tanto como la rapaz que nos muestra. Común pero, a la vez, maravillosa.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Hermosa forma de contemplar al contemplador.
    Esperemos que ningún insensato (insensible) le dé con la piedra.

    Saludos, Javier.

    ResponderEliminar
  13. -Gracias Trotalomas. Lo común también es maravilloso.
    Saludos.


    -Buena pedrada de advertencia, Javier.
    Y, a seguir contemplando.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  14. Qué observación tan bonita. El otro día vi uno en un alar de un tejado tomando el sol de la tarde. Pero iba en coche y fue tan fugaz la visión que me quedé con unas ganas de verlo en detalle! Muchas gracias por compartir la tuya.

    ResponderEliminar
  15. De eso se trata Mamen, de compartir. Cuanto me gusta esta palabra entre amantes de la naturaleza.
    Saludos.

    ResponderEliminar