lunes, 29 de septiembre de 2014

No es fácil ser búho real (parte 3 y última)

Las garras de búho real son temibles, armas para matar y defenderse muy efectivas pero, hay algo mas importante para esta rapaz de la noche dotada de un extraordinario equipo de supervivencia; acertar para acumular experiencia, precisamente, lo que le faltó a este ejemplar.

Sólo quien haya visto un duelo entre el águila real Aquila chrysaetos y el búho real Bubo bubo, grandes competidores, comprenderá el odio recíproco motivado por la necesitad de las mismas presas. Basta observar a un búho real descansando en su encame o incubando en su nido para comprobar como eriza las plumas del dorso al paso de un águila real, no así con los buitres. No es habitual que un águila real capture búhos reales pero, es menos raro de lo que parece, sobre todo, ejemplares jóvenes por carecer de experiencia.
Arriba del todo, en la columna situada en el lado derecho, está el vídeo del ataque de un águila real a un búho real, ambos machos, al parecer, muy experimentados. Se ve perfectamente como el búho real resuelve favorablemente el ataque del águila real haciéndole frente. Podría ser el encabezamiento de esta historia, aunque con otro final muy distinto.

Detalle de la P10 (primaria nº 10 del ave) con el borde desflecado que se halla en el perfil de ataque del ala para evitar turbulencias.

LA MUERTE  7- 9- 2014

No tenía prevista esta última entrada sobre el búho real pero, las circunstancias de un desgraciado hallazgo, me hicieron cambiar de idea. La ocasión se presentó con la máxima frescura, nunca mejor dicho, para el análisis de un escenario tan reciente.
Desde  la retorcida,  polvorienta y pedregosa costera el punto mas alto del camino coincide con la abertura de un pintoresco barranco calizo donde tiene su territorio una pareja de búhos reales. He hablado otras veces de este lugar que, a su vez, está dentro de otro de águila real.
El día 7 de septiembre del año actual desde lo alto del lugar mencionado, me alertó una voluminosa mancha de plumas al pie de una sabina negral, las cuales, identifiqué como pertenecientes a un búho real. Comprobé todos los datos existentes para anotar cada uno de ellos con el fin de engarzar todas las fichas del entramado y emprender la conclusión más veraz posible del evento. Os lo relato a pie de foto para una mejor comprensión.

 
Panorámica del numeroso cúmulo de plumas bastante visible desde lejos.

Punto de acción nº 1; en este lugar desplumó al búho real su predador, consumiendo in situ el contenido craneal, algo habitual en las aves de presa ya que apareció la mandíbula inferior con algún fragmento óseo entre las plumas. El exceso de plumas, tal vez, movidas por el viento, pudo incomodar al águila real y cambiar ésta al punto de acción nº 2 mas despejado para consumir su caza, por lo visto, en un atardecer muy tranquilo.

Plumas rectrices y plumones infracaudales del búho real. Este sería el punto de acción  nº 2, después de finalizar la limpieza de su presa en el punto de acción nº1 para evitar las molestas plumas y comer cómodamente.  En el centro de la imagen se aprecia una consistente mancha de sangre marcando el lugar donde el águila real sujetó a su presa mientras se alimentaba de ella.

Vista general del lugar de despiece en el punto de acción nº 2. El águila real tuvo que estar bastante tranquila, sin molestias; se tomó el tiempo necesario para desplumar a su presa completamente. Pocas sobras debieron quedar para los oportunistas.

Punto de acción nº 3 en el interior de una sabina negral Juniperus phoenica; posiblemente una garduña Martes foina ocultó los restos de la presa, quizá, para consumirlos bajo la protección de la sabina y guardar las sobras.

Aspecto de los restos dejados por águila real y garduña. La primera consumiría músculos pectorales y muslos; el resto, que aparece como recortado por molares (las costillas y partes blandas del esternón no aparecen), sería obra de la garduña.

Rémiges primarias y secundarias de búho real arrancadas por ave rapaz de gran tamaño.

Detalle señalado por flechas de las marcas dejadas por el pico del águila real al arrancar las plumas del ala del búho real desde su base (son pinzadas por el pico del mismo modo con que sujetamos el tallo con los dedos  para arrancar una flor; los cañones quedan doblados y quebrados).

 
Vista del ala derecha donde aparecen mudando la P6 y P7 del ejemplar de segundo otoño.

Reconstrucción en abanico de las rectrices del macho de búho real depredado; todas ellas juveniles salvo la R6 (rectriz exterior derecha).

Excremento reciente de garduña; prueba indudable de su presencia en el lugar de los hechos. Cuando se deshidratan las heces pierden cerca de dos tercios de su tamaño, complicando mas su localización. 

Plano (probable) de los tres principales movimientos de la presa.

Al día siguiente 8- 9- 2014, aparecí espoleado por la curiosidad para compilar más detalles sobre los restos de la presa oculta bajo la sabina. Sólo encontré, aparte de lo que se ve en la imagen, las garras, el esternón, algunos huesos largos y las rémiges primarias en un entorno bastante reducido. Esto confirma la autoría del consumo de la presa ocasionada por un pequeño carnívoro. La flecha señala la mancha de sangre del punto nº 2.

Plano: probable desenlace entre un águila real, un búho real y una garduña.
Del punto nº 2 al punto nº 3 y nº 4 actúa el águila real; del punto nº 4 al nº 5 la garduña.

En verde: nº 1 (posadero con dos excrementos frescos) el búho real pudo salir del interior de la sabina al atardecer, no muy tarde, para marcar el territorio.

En verde:  nº 2 (bloque rocoso) con deyecciones de la rapaz nocturna donde pudo posarse para ulular. Pudieron solaparse los momentos de actividad del búho real con el de recogimiento del águila real hacia su territorio, produciéndose el encuentro y la captura en el estrecho perímetro marcado de este espacio. 

La flecha larga y blanca señala el ataque del águila real (desde cualquier dirección) a ese punto concreto, más o menos.

En rojo: nº 3 (desplumadero) en este lugar desplumó el predador a su presa, consumiendo solamente la masa encefálica.

En rojo: nº 4 (despedazadero) las molestas plumas arrancadas al búho hicieron desplazarse al águila real a este lugar mas despejado y limpio, desde donde terminó de limpiar la presa despojándola de las rectrices, únicas plumas que le quedaban. Los puntos tan cercanos entre sí y, el desplume total, denotan que el águila tuvo una tarde sin molestias mientras comía.

En amarillo: nº 5 (presa oculta en sabina) desde el lugar señalado en rojo nº 4 hasta el nº 5,  figura la trayectoria por la cual arrastró la garduña los restos dejados por el águila real hacia la sabina como despensa provisional.

Los zorros son mamíferos prospectores incansables pero, detectan mejor las emisiones de carne en descomposición; sin embargo, a la garduña le atrae mucho el olor de la sangre, muy efectivo para descubrir carne fresca. 

Imagen del archivo Google.

Por último, para reflejar una idea del poder del águila real dejo esta elocuente y escalofriante fotografía. Tengo muy pocas dudas acerca del duelo entre estas dos grandes rapaces, cuya peor parte se la llevó el búho real. 
El pueblo Kirguís, nómada de la región China, fue pionero en la caza del lobo con águila real. Una hembra de águila real pesa algo mas de 6 kilos frente a un lobo que puede alcanzar los 60 kgr. No siempre se decanta la victoria de parte de la gran rapaz pero, da una idea de la fuerza indiscutible de un ave muy poderosa. 

ENTRADAS ANTERIORES:

No es fácil ser búho real (parte 1)

No es fácil ser búho real (parte 2)


martes, 23 de septiembre de 2014

Achicoria (Cichorium intybus)


Al punto de la mañana de cierto día de julio, me sorprendió la delicada y retraída flor de esta achicoria, adormilada, como esperando el tacto del sol para desperezarse. Estoy tan acostumbrado a ver ese universo de flores alborotadas alardear del sugestivo azul violáceo que, desconocía el seductor detalle de sus pétalos agrupados cuan ordenado manojo. El relente nocturno, podría humedecer los granos de polen y propiciar la germinación antes de la polinización. De ahí, el movimiento de apertura y cierre floral en relación al grado variable de temperatura vigente.
Desde los bordes de los caminos, terrenos baldíos y cunetas aventadas por el paso veloz de los vehículos a motor, deja ver la achicoria, luciendo con desparpajo, el destello avivado de sus sencillas flores contrastar con los entrelazados y sarmentosos tallos.



domingo, 14 de septiembre de 2014

No es fácil ser búho real (parte 2)

Búho real acosado por una pareja de cernícalos.

El cambio de planes es lo que tiene; sorpresas inolvidables que se archivan en la memoria de por vida. No fui a anillar aquel sábado pero, mereció la pena.

ETERNO PERSEGUIDO

5 de julio de 2014 Valle del río Huerva (Zaragoza)

Decidí entonces, echar un vistazo a los jóvenes buitres leonados Gyps fulvus para saber de ellos en su pequeña barranca caliza. Sin saberlo, la cosa se presentaba muy amena.
En las salidas al campo, ocasionalmente, acertamos a pasar delante del escondite de algún búho real Bubo bubo. Normalmente, suele tratarse de ejemplares jóvenes que se ocultan en lugares bastante dispares, siempre cerca del perímetro de nidificación al desconocer el resto del territorio. Están en proceso de aprendizaje; tanto de vuelo, caza y memorización del espacio habitado. 

Me molesta el hecho de ahuyentar a cualquier joven volantón de búho real, más que nada, por romper su confortable descanso. Cuando esto ocurre, una nube de enojados vecinos va tras él hostigándolo sin compasión, vamos, con la misma que tendrá él en un futuro durante sus vuelos nocturnos de caza. Pero, el tiempo es corto y los días pasan rápidos. Los jóvenes tienen que aprender  lo antes posible a conocer a sus enemigos antes de abandonar la seguridad del territorio paterno. Entonces, todo queda al azar. Si un búho levanta el vuelo aprenderá durante su trayecto las costumbres belicosas de otras especies actuando contra él y, todo ello, le servirá para curtirse en nuevas experiencias. La vida del gran búho en su etapa juvenil es durísima. Recordemos que los jóvenes están acostumbrados al apoyo de sus progenitores gozando de una estancia fácil dentro del territorio familiar. 

Al final de agosto, tendrán que marcharse obligados por los padres cuando comiencen los preparativos de una nueva etapa fenológica. Entonces, comienza el período mas difícil para ellos. Es clave y definitivo, tan duro como los primeros días de vida. Han de cruzar multitud de territorios, muchas veces ocupados, y ser expulsados ya no por hostigadores, sino por otros congéneres establecidos como dueños de los feudos que atraviesen. Algunos, si topan con el águila real y no saben enfrentarse con éxito a sus ataques, morirán presa de ellas; víctimas de su inmisericordia. Pasarán días de penuria errática antes de encontrar un territorio propio y, después de hallarlo, tendrán que comprobar su idoneidad para comenzar una nueva vida. Por supuesto, además, habrán de memorizarlo pronto para solventar futuros problemas escapando con éxito de sus enemigos, teniendo la garantía de acudir inmediatamente a uno de sus posaderos más seguros.

Cuando un adulto de búho real es ahuyentado y perseguido, acierta sin titubear con su refugio mas próximo, programado gracias a su perfecto conocimiento del terreno. Sus perseguidores nada pueden hacer cuando la rapaz está a buen recaudo.              
 

Chovas piquirrojas Pyrhrocorax pyrrhocorax increpando el paso del búho real

Seguramente, todo comenzó debido a mi intrusión en el monte. Pude alertar a algún grupo de cabras montesas Capra pyrenaica hispanica que, a su vez, levantaron de su escondite al joven búho real. Entonces, en la penitencia de la inexperta rapaz, se fue gestando  con  nuevos conocimientos la belicosa conducta del vecindario.

Dos machos de cernícalo vulgar Falco tinnunculus acuchillan con vuelos fugaces y contundentes a la joven hembra de búho real. Casualmente, acierta a pasar sobre una hembra de cabra montés que, seguramente alertada por el silbido de sus congéneres, parece esperar a la rapaz nocturna. 

No pierde de vista la cabra el inminente peligro, ignorando la inocencia actual del ave.

Incluso saltando ligeramente, trata de frenar su avance. El búho asustado, tratando de hallar ese lugar de resguardo pasa por alto la atención de la cabra.

Observad en la parte baja del extremo izquierdo de la fotografía como la cabra va tras el búho real.

Busca un punto elevado para comprobar la situación.
 
Atenta la rapaz a la llegada de la cabra salvaje, no advierte la enganchada del cernícalo que la ataca por detrás con inquina.

Frente a frente, sin intermediar sonido alguno, ambas esperan el movimiento del contrario.

La hembra de cabra tiene un recental y, bastante prisa, por lo tanto, inicia el desalojo a pesar de la estrategia del búho para aparentar mayor tamaño.
 
Las cabras son irascibles y no dudan en embestir a cualquier ser que constituya un peligro para su cría. Las cabras domésticas al cuidado de sus recentales, acometen con firmeza incluso contra los perros.

No hace falta gastar más energía cuando el búho real está dispuesto a complacer las intenciones del enojado bóvido.

La ruta continúa en compañía de los dos persistentes cernícalos que escoltaran al gran búho hasta un lugar que consideren seguro. La cabra comprueba como se aleja.
 



Desde la misma piedra utilizada por la estrigiforme, la cabra, con el deber cumplido, trata de localizar a su recental que, a buen recaudo, permanece protegido por una nodriza.

Como no podía ser de otro modo, allí está su grupo y su recental pendientes de mi presencia y a salvo de un inexperto búho real.

Las cabras suelen utilizar los lugares mas propicios para descansar coincidiendo con los de cría del búho real. La fortaleza del mamífero hace que el dominio se decante a su favor.
 
Después de un intenso forrajeo las cabras buscan lugares cómodos y sombreados para reposar tranquilamente, como ocurre en el ejemplo de esta repisa de nidificación del búho real. Al fondo, a la derecha de la pequeña Ephedra, está el punto donde anida la rapaz. Todo el terreno está muy pisoteado por las cabras.
 
En esta imagen, aparece el cuenco excavado por la hembra de búho real para una próxima cría. Se pueden apreciar multitud de excrementos de cabra montés sobre la tierra. La rapaz no llegó a nidificar por las continuadas molestias de los cápridos.

ENTRADAS ANTERIOR Y POSTERIOR:

No es fácil ser búho real (parte 1)

No es fácil ser búho real (parte 3 y última)




lunes, 1 de septiembre de 2014

Pareja de ley


Sobre el río Ebro, en el zaragozano Puente de Piedra, dos grajillas Corvus monedula se alimentan de unos trozos de pan que la gente diariamente arroja a los patos. Una de ellas pierde su ración; sin inconveniente alguno, su consorte comparte lo que queda.


"En ninguna otra especie, ni siquiera en las palomas, ni en los inseparables periquitos, alcanza el amor conyugal formas de expresión tan patentes y emotivas como en las grajillas. Y, lo que es más bello: estas manifestaciones de cariño no disminuyen, sino que aumentan con los años de “matrimonio”."
 Konrad Lorenz,  Premio Nobel de Medicina 1973