jueves, 29 de enero de 2015

Jabalíes (Sus scrofa scrofa)

Zampullín chico Tachybaptus ruficollis en plumaje de invierno

Grupo de cercetas comunes Anas crecca

Observaba en la laguna un bando de cercetas Anas crecca emborronadas por la niebla apagándose poco a poco al alejarse, después, fijé mi interés en un precioso zampullín chico Tachybaptus ruficollis en plumaje de invierno que nadaba cerca del observatorio. Apenas se escuchaban reclamos de aves y, entre ellos, el silbido tenue de las minúsculas cercetas. El carrizal y la neblina sumaban un conjunto de ocres y grises acaparando todo el humedal. Superando el silencio, un estruendo creciente se abría camino entre el carrizo. Era un sonido continuado, el de  un animal grande. El zampullín desapareció y las cercetas volaron a otro lugar mas alejado. Sospechaba lo que venía pero, quería aguardar la sorpresa con la cámara dispuesta para captar el momento. La luz era muy escasa y la niebla mantenía traslúcido el escenario. Lo suponía, un jabalí tras otro con la madre en cabeza aparecieron en fila atajando esta parte de la laguna a nado. Apunté y disparé. Con la pésima luz logré inmortalizar a tres de ellos, los demás quedarán en el olvido. Ninguno pudo escapar al tiroteo de la cámara; por supuesto, sin sufrir bajas. Lo mejor de la escena fue que los suidos continuaron su viaje en familia.
 



Me viene a la mente, como no, la inmisericordia de ciertos cazadores que no tendrían reparo en matarlos provistos de rifles de repetición, aprovechándose del momento delicado de los jabalíes al nadar lentamente con la dificultad añadida del agua y el fango. El cazador va siempre acompañado del arma letal y el perro que le orienta en busca de las presuntas víctimas. El matador no tiene nada mas que disparar sin importarle la insultante superioridad de todo tipo de ventajas a su favor. Por eso sé, que si la caseta fuese utilizada por estos amantes de la naturaleza, como se hacen llamar, hubiese sido el lugar ideal para acabar con la familia de jabalíes a balazos mientras apuradamente alcanzaban la otra orilla de la laguna. La conducta de esta caza carece de ética, sólo se basa en matar, apretar el gatillo y sentir el caprichoso poder de aniquilar, aunque sea de manera tan patética ante animales vendidos frente a la adversidad. 
El paisaje del amante de la caza es un cementerio, de lo que sea. Creo que allí es donde mas a gusto se encuentra, rodeado de naturaleza para exterminar. Si dejáramos el monte a su entera disposición todo acabaría siendo un erial o una granja de animales marcados y destinados al degüello. Si una becada está escondida, agazapada y, tiene temple de acero, no le sirve de nada, el perro la levanta y el cazador la abate. Con los ciervos lo mismo, una rehala (perros de montería) los intercepta y el valiente matador sólo tiene que disparar, seguramente, querrá uno de los mejores ejemplares que podría aportar una descendencia óptima en generaciones venideras. Sólo vale la foto, la horterada típica y chulesca para la posteridad compartida con otros aficionados de esta mediocridad aniquiladora. Un acto sin mérito alguno.

Se mata al lobo por que ataca al ganado doméstico. Pero, además, se desprecia su labor como mejor regulador de grandes fitófagos, capaz de equilibrar la cabaña salvaje al consumir los ejemplares peor dotados. Ataja la creciente población de jabalíes que tantos destrozos dicen que causan. Ciertamente, eso importa poco con tal de poder ejecutar a todo bicho viviente. Sin el concurso del lobo todo va en detrimento de los ejemplares mas sanos de la caza mayor, futuros trofeos del montero. Las generaciones futuras de ciervos, gamos, cabras etc… irán heredando probablemente enfermedades y anomalías genéticas de los mas débiles, desechados por los susodichos cazadores al carecer de la plasticidad y soberbia del macho mejor armado.
Mucho tienen que cambiar para alegar su “extraño” amor por los animales y la naturaleza; mucho. Cazar, no debiera ser fusilar.
Por cierto, la naturaleza no necesita lecciones de equilibrio ecológico, y menos, de este tipo de “ecologistas" 

Hozando el barro los jabalíes consiguen prepararse baños de barro como el de la imagen, para revolcarse y mitigar el efecto de los parásitos en la piel.

 Huellas de la basta pelambre del jabalí impresas en el barro poco húmedo. 

Debido a la utilización continuada de los ásperos troncos de pino para rascar su filamentosa pelambre y afilar los prominentes incisivos acuchillando la corteza, los jabalíes, consiguen desgastar la corteza y acabar con la vida del árbol.  

Ejemplar de pino carrasco Pinus halepensis seco por la continuada fricción de los jabalíes en su tronco.  


martes, 30 de diciembre de 2014

TEQUE TEQUE (Todirostrum poliocephalum)


Reconozco que fotografiar a este inquieto pajarillo del tamaño de un reyezuelo fue un auténtico milagro. El iris dorado de sus ojos enseguida llamó mi atención. Como cualquier párido o curruca muy activos, si el escenario fuera el de una mañana soleada de otoño, no paraba este diminuto pajarillo de perderse entre el abundante ramaje y aparecer de nuevo intermitentemente. Es un paseriforme arborícola muy animado que levanta y agita la cola mientras deja sonar su agudo y repetitivo  reclamo. No suele integrarse en bandadas mixtas al finalizar el periodo reproductor por su carácter solitario. Consume invertebrados que captura entre las hojas y corteza de los árboles y frutos. También, igual que sus homólogos, se alimenta de insectos que apresa al vuelo como los papamoscas.

La especie T. poliocephalum fue descrita por primera vez por el naturalista alemán Maximilian zu Wied-Neuwied en 1831 bajo el nombre científico Todus poliocephalus; localidad tipo «Río de Janeiro, Brasil» 





Con este simpático pájaro forestal cierro este año, interesante y complicado a la vez pero, muy satisfactorio en general para mí como observador de la naturaleza.

Hasta el año que viene. Os deseo lo mejor que pueda ofreceros ese próximo 2015.

Un fuerte abrazo generalizado.

Javier G.


martes, 23 de diciembre de 2014

GARÇA MOURA (Ardea cocoi) pescando


Jardín botánico de Río de Janeiro 28- 10- 2014; 14´59 horas

Estoy indeciso, sin objetivo concreto ante el vuelo huidizo de varias aves que desaparecen en el bosque mientras me aproximo a ellas a paso lento. No consigo de ningún modo fotografiarlas. Hay mucho movimiento dentro del frondoso y oscuro entramado arbóreo, por contra, la escasa luz me impide obtener alguna toma decente. Resulta desesperante.
Un guarda del parque botánico me advierte gesticulando y en voz baja del avistamiento de una garza que ha capturado un pez; supongo que lo hace al verme con la cámara de fotos. Estoy inmerso en el seguimiento de los tucanes pero, no quiero hacerle un feo y agradezco su amabilidad, por lo tanto, acudo con interés. Allí todo es interesante, absolutamente todo.

La garza camina con paso invariable, altanero, portando un enorme pez atravesado por sus dos arpones, es una buena captura, evidentemente. Con las mandíbulas presionando la presa insertada no tiene ninguna posibilidad de zafarse. La estrategia de la garza es la de rematar el preciado pez cuanto antes, ya que éste mantiene su aleta dorsal desplegada siendo su única opción para entorpecer al máximo su inevitable destino. El porte de la gran zancuda es deslumbrante, hablo de una garza de 125 cm de altura la mayor del territorio brasileño; 35 cm mas que nuestra garza real Ardea cinerea. Una vez alcanzado el lodazal de la orilla deposita la presa y la arponea varias veces; no es una escena agradable. Por si fuera poco, a continuación, la presiona contra el fango como si pretendiera asfixiarla. 
La víctima del ardeido es un Hypostomus commersoni, conocido como casquero, vieja negra, vieja de río, etc. Es un Siluriforme de la familia Loricaridae habitante de agua dulce tanto de ríos como de pantanos. Puede alcanzar los 60 cm de longitud y un peso de 1´80 Kg. Su alimentación es detritívora; consumidor de todo tipo de nutrientes residuales de las profundidades. A medida que transcurre el tiempo, la paciente y experimentada práctica pescadora de la garça moura consigue doblegar definitivamente la defensa del acorazado siluro. Abatido, su membrana dorsal languidece al ritmo de su propia vida, plegándose lentamente. La incólume zancuda lo enjuaga ligeramente y comienza in situ el proceso final con la ingestión.

Os dejo con la dramática secuencia fotográfica entre la garza moura y el casquero.

Cuando son pequeños los casqueros se utilizan, precisamente, para hacer limpieza del fondo de los acuarios  






















sábado, 20 de diciembre de 2014

Jaçanã (Jacana jacana)


Cuántas veces durante la atención prestada a los documentales de animales en la televisión, incluso estando algunos en segundo plano, quedaba prendado viendo una minúscula ave de tarsos y dedos largos caminando sobre la apretada vegetación flotante del humedal; me refiero a la jacana, charadriiforme de la familia Jacanidae. Era también hipnótico verla desfilar con esa particular elegancia y acompasado caminar encima de las enormes hojas de Victoria regia con forma de bandeja. Nunca olvidé estas peculiares avecillas tan inconfundibles buscando insectos, invertebrados e incluso algunos pececillos para alimentarse.

Las largas patas de la jacana tienen unos finos y estirados dedos terminados en afiladas y extensas uñas que le permiten caminar sobre la vegetación del agua. Precisamente, en algunos países se conoce a la jacana como ave de Jesús por esta "milagrosa" capacidad.


Cuando seguía por fin en directo las evoluciones prospectoras de las jacanas Jacana jacana en uno de los remansos del río Paraíba en Río de Janeiro, descubrí perplejo sus enormes dedos equipados con largas uñas para aumentar el plano de sustentación sobre la vegetación, una vegetación tan entrelazada que a las patilargas garzas les resulta bastante incómodo sortearla, caracterizándose la masa vegetal del río como un nicho ecológico más apropiado para las menudas jacanas.

Paso a paso, rebuscando en el envés de las hojas y en cualquier recoveco, van consumiendo  los insectos hallados bajo el agua. Así ejercen cierto control en las poblaciones de insectos actuando contra las larvas, entre otras, las de los odiados mosquitos.


Es un ave pequeña de 22 cm que carece de dimorfismo sexual, aunque el tamaño de la hembra es mayor que el del macho. Por este motivo, son ellas las que batallan con otras hembras para conseguir a los machos con que aparearse (hasta tres). El nido es construido por el macho, donde deposita la hembra de tres a cuatro huevos. La incubación y la crianza de los pollos corren a cargo de los machos. Los pollos son capaces de caminar desde su primer día de vida. Gracias a su mayor tamaño la hembra es la encargada de defender el territorio de intrusos.

La diferencia de tamaño mayor en la hembra y, menor en el macho, es evidente

Comparativa de tamaño entre el frango-d'água-comum Gallinula galeata (similar a nuestra gallineta Gallinula chloropus) y, las menudas jacanas

Tiene desde la cabeza hasta la zona ventral de color negro y el dorso y alas castañas. Las rémiges son de color amarillo pálido. Como el  Quero quero Vanellus chilensis y el Chajá Chauna torquata la jacana posee en el vértice flexor del ala unos espolones amarillentos que utiliza para defenderse y combatir.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Gibão-de-couro o birro (Hirundinea ferruginea) y João-porca (Lochmias nematura)

Gibão-de-couro o birro Hirundinea ferruginea

A quienes pasáis por aquí os voy a mostrar dos pajarillos tan interesantes como cualquiera. Este es un blog para disfrutar observando y dedicar a los animales el tiempo necesario, aunque ello conlleve limitar la lista de especies vistas en el día.
Como es un pequeño inciso en el blog con especies vistas en hábitats brasileños, quiero aclarar que en las fechas del viaje era primavera con una temperatura extraordinaria en la última semana de octubre y la primera de noviembre del año actual.
Espero que los pájaros de hoy, a pesar de ser sencillos, entren en vuestra lista a tener en cuenta.



Sobre el río Campo Belo cruza un ajustado puente para dar paso a vehículos y transeúntes camino del Parque Nacional de Itatiaia RJ. Como haría cualquier caminante curioso,  me asomé y descubrí a un herrumbroso pájaro cuya firme mirada se repartió entre mi persona y el movimiento de sus presuntas presas. En su rama no permitía posarse a ningún otro pájaro y, como un papamoscas, la abandonaba a la caza de insectos voladores regresando a ella una vez concluía la ronda. Es extraordinaria la velocidad y los quiebros majestuosos que realiza tras sus víctimas. En un espectacular lance por la orilla del río capturó una hembra de caballito del diablo que engulló rápidamente sobre una redondeada piedra del río donde quedó reposando.
 
De este pájaro me quedo con su penetrante y afilada mirada, ocupada en interpretar las intenciones del fotógrafo y, simultáneamente, en atender las obligaciones de la caza 


El Gibão-de-couro o birro Hirundinea ferruginea como indica su género Hirundinea hace referencia a las golondrinas que tragan y capturan las presas en vuelo: ferruginea se refiere al color herrumbre, color óxido de su plumaje.
Es un ave paseriforme de la familia Tirannydae que mide unos 18 cm; su pico es ancho y  plano acabado en un pequeño garfio. No existe dimorfismo sexual. Se alimenta de insectos que persigue y caza al vuelo con gran maestría.
Habita paisajes rocosos pero acepta de buen grado las construcciones humanas donde cría en lugares protegidos como ventanas, huecos, etc…De un modo similar a la collalba negra Oenanthe leucura aunque en menor cantidad, acopia una base de piedras donde instala el nido con forma de cuenco construido con finas hierbas; allí deposita de dos a tres huevos.
Se distribuye solo al este de los Andes, discontinuamente por la cuenca del Amazonas hasta la costa Atlántica. En Brasil, Colombia, Venezuela, la Guayana francesa, Guayana, Surnam, Paraguay, Perú y Uruguay. Se observa también en el noroccidente de Argentina.

Captura a sus presas en vuelos realmente espectaculares

Gibão-de-couro con un caballito del diablo recién capturado

João-porca Lochmias nematura

João-porca Lochmias nematura conocido también como capitán de la basura, presidente de la mierda y otros nombres despectivos, es un ave insectívora. Prospecta todo tipo de bosques de ribera y está muy arraigado a lugares ribereños como ríos y zonas empantanadas. Rebusca entre las hojas levantándolas si es preciso, también prospecta el musgo que crece en las piedras de los cursos de agua. Seguramente en los desagües y espacios urbanos más contaminados y carentes de limpieza aproveche este pájaro para capturar insectos y sus larvas pero, no es puerca ni basurera el ave por cazarlos en lugares insalubres, más bien la responsabilidad corresponde a la especie humana por ensuciarlos y deterioralos. Por ello, creo que el apodo le sobra. Macuquito, riachuelero y saltarocas punteado definen bastante mejor a este pajarillo vivaz y muy activo.

 
El joão-porca es un ave paseriforme perteneciente a la familia Furnariidae. Es un pequeño pájaro de unos 15 cm de altura. Su pico es curvo y el plumaje es marrón oscuro en la zona dorsal (la cola es mas oscura); el pecho y el vientre está tachonado de blanco; las cejas son blancas al igual que la garganta.
Habita lugares húmedos donde halla su alimento basado en insectos que captura moviendo hojas, entre el musgo etc…para ello no tiene reparo en mojarse las patas durante su búsqueda. Como otras aves insectívoras recurre a los desagües donde las presas abundan. Recuerda mucho a nuestro chochín Troglodytes  troglodytes desenvolviéndose por la maraña de arbustos. El ejemplar que logro observar resulta llamativo y tan espontáneo que se deja ver fácilmente sobre los enormes cantos rodados del río. Canta con potente voz, y recorre los recovecos de las rocas en busca de insectos hasta que el El Gibão-de-couro lo expulsa de su territorio por competidor.

Excava en los taludes de ribera una galería donde construye un nido esférico al fondo con entrada lateral; en él deposita normalmente dos huevos.
Se distribuye geográficamente por el sur de Bahía, hacia el oeste a Goiás y Mato Grosso y el sur, a Rio Grande do Sul. Se encuentra también en Paraguay, Uruguay, Argentina y, a nivel local, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Panamá.

 
El canto de este paseriforme es estridente y fácilmente identificable por su tono machacón